Nuestro más sincero agradecimiento a Rafa por su regalo en este día.
He sacado una silla al balcón
y me he sentado a vivir.
Crece hierba de infancia en los tejados,
donde siempre es domingo.
Y eso me reconcilia
también con el futuro.
¿O soy yo, que sonrío?
Definitivamente
no tiene vértigo la mala hierba:
sube su verde claro,
que su vida es subir.
Incluso las ya secas,
de cálido amarillo,
se mantienen en pie,
pincelando el paisaje.
Hoy va a ser un buen día
de sol y nubes blancas,
respirará su luz
favorita la hierba.
Sentado en una silla con balcón
siempre es domingo.
DÍA. Rafael Espejo
Soy la que soy.
Casualidad inconcebible
como todas las casualidades.
Otros antepasados
podrían haber sido los míos
y yo habría abandonado
otro nido,
o me habría arrastrado cubierta de escamas
de debajo de algún árbol.
En el vestuario de la naturaleza
hay muchos trajes.
Traje de araña, de gaviota, de ratón de monte.
Cada uno, como hecho a medida,
se lleva dócilmente
hasta que se hace tiras.
Yo tampoco he elegido,
pero no me quejo.
Pude haber sido alguien
mucho menos personal.
parte de un banco de peces, de un hormiguero, de un enjambre,
partícula del paisaje sacudida por el viento.
Alguien mucho menos feliz,
criado para un abrigo de pieles
o para una mesa navideña,
algo que se mueve bajo el cristal de un microscopio.
Árbol clavado en la tierra,
al que se aproxima un incendio.
Hierba arrollada
por el correr de incomprensibles sucesos.
Un tipo de mala estrella
que para algunos brilla.
¿Y si despertara miedo en la gente,
o sólo asco,
o sólo compasión?
¿Y si hubiera nacido
no en la tribu debida
y se cerraran ante mí los caminos?
El destino, hasta ahora,
ha sido benévolo conmigo.
Pudo no haberme sido dado
recordar buenos momentos.
Se me puede haber privado
de la tendencia a comparar.
Pude haber sido yo misma, pero sin que me sorprendiera,
lo que habría significado
ser alguien totalmente diferente.
DEL MONTÓN. Wislawa Szymborska
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