DÍA DE LA BIBLIOTECA
Cada
24 de octubre, desde 1997, celebramos el Día de la
Biblioteca. Ésta efemérides se estableció desde que vivimos el
horror de la destrucción de la hermosa biblioteca de Sarajevo en
1992. Me pide el director de la Biblioteca Pública Municipal de
Palma del Río, Antonio León Lillo una aportación a la historia de
nuestra biblioteca. Sin duda alguna, tenemos el privilegio de contar
con una extraordinaria biblioteca ubicada en la Casa de la Cultura en
pleno centro de la ciudad. ¿Siempre fue así? No.
Instalaciones de la actual Biblioteca Municipal |
Los
libros, y más aún, una biblioteca, un lugar donde se reúnen un
gran número de libros ha sido un privilegio desde las grandes
civilizaciones hasta el siglo XIX. Las bibliotecas archivos de
Mesopotamia, del antiguo Egipto, de la Grecia clásica, las
legendarias bibliotecas de Alejandría, Pérgamo; la Octaviana y la
Palatina en Roma, hasta llegar a las grandes bibliotecas de la
Iglesia Católica forman parte de nuestra memoria y admiración
mítica.
La
Biblioteca Nacional de España creada en 1711 por voluntad del joven
rey Felipe V, fue promovida por aquellos hombres del entorno cultural
del cardenal Portocarrero nacido en Palma del Río. Portocarrero
mostró una seria preocupación por una revisión de la historia de
España alejada del cronicón y para ello contó, entre otros, con
Juan Ferreras, uno de los fundadores de la Real Academia Española en
1713 y bibliotecario mayor de la Biblioteca Real desde 1715.
Los
conventos de las órdenes religiosas dominicos y franciscanos
fundados en Palma del Río poseían sus propias bibliotecas
conformadas desde el siglo XVI. Tras la desamortización de 1835 los
fondos bibliográficos se dispersaron custodiados por la propia orden
o recogidos en bibliotecas provinciales, pero eran libros de materias
religiosas, en su mayoría poco instructivos para un cambio social.
En el apartado de biblioteca de origen religioso, no podemos olvidar,
la excelente biblioteca del sacerdote palmeño José Rodríguez
Jiménez, el cura Colino, auténtico coleccionista de libros antiguos
y autor del Catecismo
palmeño.1
Sus fondos fueron heredados por su sobrino José Rodríguez Durán.
Por
otro lado, hemos de referirnos a las escasas bibliotecas privadas en
nuestra ciudad, entre ellas, en un primer momento la biblioteca y
archivo de los condes de Palma, que terminaron sus días en el
archivo de la casa de Híjar en Teruel; hoy sus fondos documentales
están depositados en Zaragoza. En las bibliotecas de la emergente
burguesía terrateniente, escasa pero loable, destacamos la que
acumuló la familia de Félix Moreno Benito, y muy especialmente su
hijo, Félix Moreno Ardanuy quien tras estudiar en Alemania y
Francia, acumuló libros españoles y extranjeros en varios idiomas.
El propietario, junto a Manuel Serrano del Cid, se animó a escribir
un pequeño trabajo de investigación ganadera llamado, Filosofía
taurina.2
Esa
biblioteca se conservó en la finca de La Vega, donde el poeta
Federico García Lorca pudo comprobar el atractivo de sus volúmenes.
Ese
era el panorama privado de las bibliotecas palmeñas que podíamos
contar con los dedos de una mano. Las ideas de la Ilustración del
siglo XVIII, los principios liberales recogidos desde la Constitución
de 1812 y el anhelo de popularizar la educación, los libros, los
lectores y sus lecturas para erradicar analfabetismo e ignorancia
tardarán aún muchos años hasta llegar a Palma del Río, un pueblo
con una enorme masa social trabajadora que apenas pudo acceder a la
escuela y menos a una biblioteca.
Los
regeneracionistas del siglo XIX, por más que lo intentaron, no
lograron un ambicioso proyecto de bibliotecas populares y no será
hasta entrado el siglo XX cuando comience un lento proceso de
creación de bibliotecas con dos modalidades que llegaron a Palma del
Río: las bibliotecas circulantes y las bibliotecas de parques y
jardines. Para esta iniciativa por la cultura y educación
considerado patriotismo por la lectura, se invita a participar a
ayuntamientos y maestros locales. Una generación de maestros y
maestras que llegaron a Palma del Río con la esperanza de reducir el
analfabetismo y aumentar los lectores y el calado popular de los
libros tan variados como, conocimiento académico, atlas, geografía,
historia, arte… Entre esos maestros destacar a Melchor Continente
de Lara, académico correspondiente de la Real academia de Córdoba,
erudito y preocupado por aumentar la lectura; Enrique de la Cueva o
Tomasa Ruiz, maestros muy queridos.
La
Biblioteca
Circulante
de la provincia de Córdoba para maestros y alumnos de las Escuelas
Nacionales de 1925 ofrecía a los docentes libros de diferentes
materias que podían prestar a sus alumnos bajo su responsabilidad.
Una iniciativa que repercutió positivamente en el acceso a libros
impensables de encontrar o comprar. Los escasos lectores palmeños
recurrían a suscripciones de libros por encargo procedentes de
Córdoba o Madrid. Así hemos podido conocer como la pequeña
burguesía y comerciantes pudieron adquirir la Historia General de
España de Modesto Lafuente publicada a mediados del siglo XIX, que
hallé en casa de los Fortea junto a algún ejemplar de Palma
Ilustrada
de 1774.3
"En el parque se creó la Biblioteca Jardín" |
La
Biblioteca del Jardín fue otra modalidad que llegó a Palma en la
década de los veinte. Esta proximidad de biblioteca se ubica en un
popular jardín donde los lectores disfrutaban de la lectura al aire
libre. Venía precedida del éxito de la fórmula en Madrid, Sevilla
o Córdoba. El ayuntamiento de Palma del Río junto con los
comprometidos maestros locales organizan el Día del Árbol donde
cientos de niños plantaban árboles en el paseo del Llano de San
Francisco y la Alameda adjunta que se convertirán en el Paseo
Alfonso XIII y el jardín Reina Victoria. Es aquí donde se ubicó la
experiencia de la Biblioteca Parque:
“Un
vasto parque en el que contamos también con una gran biblioteca que
tiene una colección magnífica de obras, tanto de autores clásicos
como contemporáneos…”4
Efectivamente,
ese esfuerzo por la lectura y aumento de oferta de libros con
conocimientos enciclopédicos motivó al ayuntamiento palmeño la
adquisición de la enciclopedia Espasa-Calpe. Aún se conserva tan
monumental obra, con apuntes del secretario municipal, Antonio Moreno
Carmona, fervoroso lector y estudioso de la historia de Palma del
Río, quien reedito el libro de fray Ambrosio de Torres pero ampliado
como Historia
de Palma del Río.5
En
los presupuestos municipales de Palma del Río, elaborados por las
corporaciones democráticas de la Segunda República, figuran
partidas económicas para la adquisición de libros, periódicos,
revistas, suscripciones y en el presupuesto de 1935 se especifican
los presupuestos de la Biblioteca
Pública Municipal.
La misma se ubicó en la Casa Consistorial. En mayo de 1936 se
constituye el Centro de Colaboración Pedagógica con Melchor
Continente, Carmen Mejías, Teresa Sánchez, Enrique de la Cueva,
Juan Budía y Bibliotecario, Julia Pintor, un dato a analizar.
La
guerra civil interrumpió este anhelo cultural y la corporación
franquista usó las dependencias de la biblioteca para un funeral por
un falangista muerto en el frente de batalla:
“El
cadáver fue depositado en la capilla ardiente levantada en la
Biblioteca del Cuartel de Flechas…”6
La Biblioteca se situaba en un lateral de la planta alta del Ayuntamiento |
La
Biblioteca permaneció en el ayuntamiento custodiada por el
bibliotecario Vicente Sánchez, hermano del cura párroco Carlos
Sánchez, junto a su hijo Vicente y más tarde, su hija Pilar
Sánchez. Las obras de derribo del viejo ayuntamiento y construcción
del nuevo forzaron al traslado de la biblioteca a las casas de
funcionarios de la barriada de Dragados donde sobrevivió hasta 1978
cuando regresó a la nueva Casa Consistorial en las dependencias por
encima de la policía local.
Actividades organizadas por la Biblioteca |
Actividades realizadas en el patio de la Casa de la Juventud |
Niñas y niños participaban con gran ilusión en las actividades |
En 1988 se mudó a su destino actual, la
Casa de la Cultura, calle Gracia número 15, un lugar nacido para la
libertad y la cultura: Radio Palma en 1986, el Centro de Adultos, el
taller de Artesanía, espacio para el Teatro, Archivo y la Biblioteca
Pública Municipal de Palma del Río.
1
José Rodríguez Jiménez, Catecismo palmeño o recuerdos
pretéritos de la ciudad de Palma del Río, Sevilla, 1955.
2
Félix Moreno Ardanuy y Manuel Serrano del Cid, Filosofía
taurina, Sevilla, 1920.
3
Ambrosio de Torres y Orden, Palma Iluftrada, Sevilla, 1774.
4
AMPR., revista de feria 1928.
5
Antonio Moreno Carmona, Historia de Palma del Río, Madrid,
1963.
6
AZUL., órgano de la Falange Española de las JONS, 22 de junio de
1939.
Autor
Manuel
Muñoz Rojo
Historiador
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