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sábado, 30 de marzo de 2019

Otras lecturas

A través de este bellísimo relato autobiográfico, Azouz Begag nos introduce en la infancia de un niño argelino en el arrabal de una gran ciudad de Francia. Es su mirada y su inocencia la que nos da acceso a ese submundo de chabolas y bidones donde las tradiciones importadas y sus leyes conforman un oasis árabe en medio de una civilización moderna y llena de adelantos tecnológicos.

 El historiador Jalid Ziyada recrea, con un tono nuevo en el género autobiográfico en lengua árabe, la historia de la ciudad de Trípoli, al norte del Líbano, pero también podría ser la historia de cualquier gran ciudad del mundo árabe.

 Cuando Laila llega a España procedente de Marruecos, inicia una nueva etapa marcada por los contrastes: tiene que asumir, junto a su familia, una cultura distinta y una forma de vida diferente sin renunciar a sus raíces. Escrita en una prosa sencilla y conmovedora, Laila encierra una lección para aquellos que todavía creen que las barreras entre culturas son inquebrantables.

 «Me gustó aquel sitio por su excelente café, el agua pura, las tazas y los vasos limpios, la dulzura de Qaránfula, la grave dignidad de los ancianos, la vitalidad de los jóvenes y la belleza de la chica.»

Así describe el narrador (acaso el mismo autor) el ambiente y los personajes que frecuentan el Café Karnak, cálido punto de unión entre el pasado y el presente.
Cuandno sin previo aviso tres jóvenes dejan de acudir al café, Qaránfula, su dueña, una bella mujer madura que fue bailarina, empieza a investigar. Descubrirá sus historias entrelazadas y la cara más dura de la revolución.

Esta novela, situada en el Egipto de los años 70, nos traslada con sensibilidad al corazón de un cambio histórico y sus dolorosas contradicciones.

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